Si echamos la vista atrás a través de estudios monográficos llevados a cabo por estadistas a través de los siglos, nos encontramos con una triste verdad que a día de hoy sigue imperando: la educación es el talón de Aquiles en España.
Los numerosos y casi arbitrarios cambios de gobierno de los últimos años no han contribuido para bien ni a estabilizar este ámbito ni a permitirlo crecer, pues cada partido político revoluciona el sistema educativo español en función de sus intereses, o de intereses superiores, en cuanto alcanza el poder.
Sin embargo, una educación accesible, gratuita y de calidad en todos los niveles debería ser la prioridad. Ningún estado de derecho que alimente los valores humanos del pensamiento crítico puede sustentarse sin ella.
Hoy en día, la lista de problemas educativos en España es tal que resultaría muy complicado enumerarlos todos. Sin embargo, podemos hacer un resumen. El principal problema, como ya hemos insinuado más arriba, es el financiero.
Hasta la secundaria existen escuelas públicas a las que pueden inscribirse familias en situación de vulnerabilidad económica, muchas de las cuales invierten préstamos con ASNEF en los recursos materiales que necesitan sus hijos e hijas.
Sin embargo, es muy importante luchar para que el programa educativo presentado en estos colegios de ámbito público sea asequible, diverso y eficiente en todas las áreas del conocimiento. Para ello es imprescindible financiarlos con más fondos y potenciar las políticas de inclusión.
Por otro lado, no debemos negar la era digital en la que nuestra sociedad se ve cada vez más inmersa. El desarrollo de las TIC ha hecho patente la necesidad de modificar la estructura de los centros de enseñanza.
El uso de los ordenadores, del préstamo de dispositivos electrónicos y del campus virtual en las universidades debería ser cada año que pasa una realidad más integrada en la vida cotidiana. Los propios centros pueden acudir, como ayuda extraordinaria, a un comparador de préstamos en el acto para proveer a los alumnos de los servicios más básicos. Sin embargo, es el estado el que debería responsabilizarse de ello.
Veremos cómo evoluciona la educación en los próximos años.